Un niño normal. Por Anahi Sauter.
El 25 de agosto de 2008, a través de un test de embarazo, supe que estaba en la dulce espera ¡Y vaya que lo era! La más dulce de toda mi vida, ya que nunca fui tan feliz como en los nueve meses de embarazo.
Todo marchaba bien. Yo por suerte no tuve ningún síntoma de esos que las mujeres comentan. Me sentía plena en todo sentido ¿Qué más podía pedir? Las ecografías eran totalmente normales, el bebé crecía bien, así que no había de qué preocuparse.
El 3 de mayo de 2009 comencé con el trabajo de parto y, después de 4 días, por fin llegó el momento. Luego de solo 4 horas de contracciones fuertes, me llevaron a la sala de parto y nació¦ Recuerdo como si fuera hoy cuando la neonatóloga se acercó, previo a que yo viera a mi hijo, y me dijo las malformaciones que tenía Milton en la carita, lo cual me dejo en shock, porque, lógicamente, como cualquiera, yo esperaba un niño sin dificultades y se suponía que él bebé que yo llevaba en mi vientre era un bebé sano, como todos los demás bebes.
Lo pusieron en una incubadora y me lo acomodaron al lado mientras yo seguía en la camilla de parto. Recuerdo que giré la cabeza y vi que le faltaba la orejita. Pensé que no podía estar pasando esto ¿De qué se trataba? ¿Qué había salido mal? El parto fue a las seis de la mañana y yo recién podía verlo a las once, cinco horas después. Fueron momentos de confusión. Veía a todos mal a mi alrededor y pensaba que qué pobres que eran por el problema que tenían ¡¡Jajaja!! Como si yo no tuviera nada que ver.
Cuando por fin llegó la hora de verlo, recuerdo que entré a neo y yo sola lo busqué entre todos los bebés¦ cuando lo vi, fue amor a primera vista. Lo amé tal y como era: Hermoso. Pensaba que si ese era el hijo que Dios me mandaba era porque iba a aprender a hacer con él y por él lo que hiciera falta. A los 15 días de nacido no hubo más opción que hacerle una traqueotomía porque su mandíbula retraída le dificultaba la respiración.
A los dos meses le dieron el alta y por fin fue todo mío. Podía hacerle aúpa cuando yo quisiera, cambiarle el pañal, bañarlo¦ También tuve que aprender a cambiar la traqueotomía y la sonda nasogástrica (la cual usó hasta casi los 2 años).
Para mí fue la gran bendición de mi vida, para mi familia, que lo ve crecer, lo es todo. ¡No hay felicidad mayor que verlo progresar en la vida como ser humano!
Hoy Milton tiene 4 años y está en jardín de infantes. Le va muuuy bien. Es aceptado totalmente por los demás niños, los padres y la sociedad en general. Va con una enfermera que lo aspira por la traqueotomía si es necesario, y sobre todo: ¡¡¡¡ES FELIZ!!!!
Yo, gracias a él, que es mi gran maestro, en un año me diplomaré en Enfermería y, además, soy inmensamente feliz. No me canso de decirle cuánto lo amo.
Como leí en un informe médico: ES UN NIÑO NORMAL CON EL SÍNDROME DE TREACHER COLLINS.